11.30.2009

Reseñas y críticas sobre "El tiempo mata", novela de Agustín Gribodo

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adn (diario La Nación - Buenos Aires)
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"Tal vez si hubiera sido un poco más cobarde [...], apenas lo suficiente como para mantenerme lejos, nada de esto habría pasado...", piensa Gustavo, el protagonista de El tiempo mata, novela corta de Agustín Gribodo que obtuvo la Segunda Mención en el Premio Bienal Federal 2008 correspondiente a ese género.
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Mientras es esposado por la policía, Gustavo se lamenta por los dos días que han precedido al "hecho aberrante de un crimen -el que había cometido-". Después de veinte años de ausencia, había vuelto al hogar a reunirse con sus hermanos Ernesto, Marta y Ariel, luego del fallecimiento de su madre.
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Gribodo planta la intriga en las primeras páginas, pero no da a conocer el nombre de la víctima ni el motivo o los detalles de su muerte hasta el final. En el medio expone, de manera directa y descarnada, la serie de situaciones que han desencadenado la tragedia.
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Uno de los nudos del argumento se centra en el conflicto que enfrenta a los hermanos. Ernesto y Ariel se proponen vender la casona familiar. En cambio Marta, una mujer soltera que consagró su vida al cuidado de sus padres, se opone terminantemente porque quiere seguir viviendo allí. De un lado y del otro tironean al cuarto hermano para que apoye una de las dos posiciones. En ese clima de discordia, matizado por viejos rencores del pasado, recrudece el doloroso desarraigo de Gustavo, que no se siente "parte de ninguna familia". Una caminata por el barrio, las fugaces conversaciones con un ex compañero de estudios y una antigua novia acrecientan esa sensación.
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La nouvelle sugiere, por medio de un incidente, la razón que puede haber determinado ese destierro voluntario. Quizá no sea una sola, sino varias. Por eso, en lugar de enfocar una luz clínica sobre el perfil emocional del protagonista, el autor prefiere sumirlo en una penumbra ambivalente en la que oscilan la culpa por un alejamiento asumido como una fuga y el arrepentimiento por un regreso que se revela como una trampa.

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Rubén Sacchi (director de la revista Lilith - blog DesmenuzArte Mejor )
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Jacinto Benavente escribió: “En cuestión de árboles genealógicos es más seguro andarse por las ramas que atenerse a las raíces” y muchas veces es así, una familia puede integrarse de perfectos desconocidos o disputar despiadadamente una herencia, como quien apuesta en la ferocidad de los mercados.
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Un caserón, cuatro hermanos. Cada uno llevó una vida diferente, pero una fotografía los junta en otra época, inconfundiblemente, dentro del mismo marco. Cuatro vidas con sus visiones particulares del futuro, distintas necesidades y proyectos.
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En ese escenario y entre esos personajes se desarrolla la novela de Agustín Gribodo, que obtuvo una Mención en el Premio Bienal 2008, del Consejo Federal de Inversiones. Una historia que trueca del drama familiar al policial negro. Con una prosa atrapante, nos muestra el nivel de alienación en que puede caer un ser humano cuando su vida se circunscribe a un solo objetivo, y su universo, que podía aparecer como amplio y contenedor, puede desaparecer de un día para el otro, como lo representa el sarcasmo de su principal personaje, Gustavo: “Serás lo que puedas ser o no serás nada”.
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Julio Riccardi (CarteleraTeatroff)
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Con un suave desplazamiento recorremos en un breve lapso la lectura de El tiempo mata, novela del escritor Agustin Gribodo y 2a. Mención en el Premio Bienal Federal 2008. Con una publicación de Ediciones de la Cultura, acompaña la presentación un trabajo de tapa del fotógrafo paranaense Roberto Giusti.
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Con detalles muy precisos, el autor nos conduce, por un camino amigable, a situaciones y acciones reconocibles de nuestra identidad, partiendo desde el “final” (primer capítulo) que da comienzo a una lectura ininterrumpida.
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Gribodo dibuja con su escritura las distintas situaciones (símil a una historieta, cuadro a cuadro) y vamos adoptando el mundo de los personajes muy bien delineados en cuerpo y alma. Un posible director cinematográfico diría: Es el argumento ideal para un largometraje policial "nuestro", de acá..., no de allá.
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El detalle es una constante del escritor Agustín Gribodo .
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Juan Alberto Núñez (revista digital El portal de Morón)

Saber contar, dar con la forma de subyugar al lector, de atrapar su atención, no es algo fácil de lograr, salvo que la intención sea seducir al mismo con asuntos de fácil digestión mental. Agustín Gribodo, poeta, crítico, cuentista, ensayista, artista plástico, premiado en no pocas ocasiones dentro y fuera del país, suma en esta oportunidad a su obra, una novela corta: El tiempo mata.
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Es sabido que uno siempre vuelve, y cree hacerlo a ese mundo que llevamos en nuestro recuerdo, pero, en no pocas ocasiones, nos damos de narices con lo que el gran Discepolín definiría como una “fiera venganza la del tiempo”. Y es precisamente a ese tiempo impiadoso que el autor apela para introducirnos en los desmadres de una pequeña familia, y el retorno de un personaje que rumia la crueldad de una realidad que él no puede dejar de considerar como distante, extraña.
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Es, además, la trama de una antigua culpa que serpentea entre las mezquindades, los reproches y rencores de los dueños de un solar pueblerino y su venta. El autor enriquece ese tejido social enmarañado con un lenguaje convincente, al que le añade un tono enigmático que condice con el trámite policial requerido por la historia. Pero lo problemático de la misma, el nudo que desencadena los hechos es, para quien esto escribe, ese retorno, el regreso a un presente que ya no es el esperado, y en el que, tal vez inconscientemente, el protagonista, llevado por una culpa irresuelta, intenta salvar con la muerte.
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Decir que Gribodo maneja con solvencia los hilos de la historia, y logra que el lector viva esas inquietantes circunstancias que conllevan a un crimen quizás absolutorio, es, por cierto, no sólo un hecho loable, al que le anexa -astucia del autor- un interrogante cuya respuesta va a estar en cada uno de nosotros.
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Alberto Lago (blog Ego_Sum; España)
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El tiempo mata es la primera novela de Agustín Gribodo. Novela “breve” como el tiempo, señala –no sin cierta ironía– el autor en la dedicatoria inicial de la misma; “breve” si tenemos en cuenta ese afán de clasificar que consiste en encasillarlo todo dentro de una determinada categoría –como si le diera una determinada legitimación–; “breve” pero atemporal.
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Escrita con un lenguaje preciso y elaborado, no deja cabida a circunloquios, como no podía ser de otro modo si tenemos en cuenta el tema, que como muy bien señala Federico Jeanmaire en la contratapa del libro, "se mueve entre el género policial y el drama policial".
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Una novela angustiosamente cotidiana en la cual Gribodo nos muestra, con maestría, que no hay nada más negro que nuestro propio yo y lo que le rodea, y en la que por otra parte –con gran capacidad de análisis y síntesis– nos señala el corazón del libro desde la primera página haciendo honor al psicoanálisis y citando a Scott Fitzgerald: “Hay otro tipo de golpes que vienen de adentro y que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo, hasta que se da cuenta definitivamente de que, en cierto sentido, ya no volverá a ser un hombre tan sano”.
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Una magnífica novela.
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